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marzo 20, 2025
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Acoso escolar en verano

El fin de curso y lo que ello conlleva, las vacaciones de verano, es el momento favorito del año de la mayoría de los niños y niñas. No tener que ir al cole, poder pasar el día en la piscina o en la playa, ir de vacaciones en familia. Sin embargo, hay casos en los que esta alegría por finalizar el curso va un paso más allá, pues supone alejarse de los compañeros y compañeras que han dedicado su tiempo a realizar acoso escolar.

Pero, ¿realmente se acaba el acoso escolar al acabar el curso lectivo?

¿Qué es el acoso escolar y el ciberacoso?

El acoso escolar es “una conducta de persecución física o psicológica, que realiza un alumno o alumna contra otro u otra, de manera repetida e intencionada. Esto coloca a la víctima en una situación de desigualdad de la que en raras ocasiones podrá salir por sus propios medios”. 

Una de las características de este comportamiento es que se produce, como explica la definición, entre el alumnado. Además, el acoso escolar presencial tiene lugar, generalmente, en el centro educativo y en horario lectivo. Por estos motivos, podríamos pensar que en verano, cuando ya no hay clases y no podemos hablar de alumnos y alumnas, no se puede producir acoso escolar. No obstante, este hecho no es cierto y a día de hoy hay niños y niñas que, a pesar de estar disfrutando de su día en la piscina, estarán preocupados y preocupadas por el acoso ejercido por parte de sus compañeros y compañeras de clase.

Para entender mejor este fenómeno, y antes de continuar, es necesario que expliquemos el ciberacoso escolar. El ciberacoso escolar es “un acto agresivo e intencionado, llevado a cabo de manera repetida y constante a lo largo del tiempo. Se produce por parte de un alumno o alumna, o grupo, hacia otro u otra que no puede defenderse fácilmente”. La particularidad del ciberacoso es que se produce a través de medios electrónicos, redes sociales, aplicaciones, llamadas, mensajes, etc.

Señales del acoso escolar y ciberacoso en verano

Es, principalmente, este ciberacoso el que propicia que la conducta se perpetúe en la época de verano. A pesar de haber finalizado las clases y que muchos alumnos y alumnas ya no tengan contacto personal, gracias a la tecnología todos y todas estamos constantemente conectados.

Por lo tanto, aunque en las vacaciones de verano disminuyen las posibilidades de sufrir acoso escolar, estas posibilidades continúan ahí, especialmente si el acoso ya se estaba produciendo durante el curso. Por ello, es importante saber reconocer las señales que nos pueden indicar que nuestro hijo o hija está siendo acosado o, más probablemente, ciberacosado:

  • Aspectos derivados del acoso físico. Moratones, rasguños, ropa rasgada o estropeada, objetos dañados o que desaparecen.
  • Señales psicosomáticas. Tristeza sin motivo aparente, irascibilidad, pérdida de apetito, vómitos y/o malestar generalizado, dificultades en el sueño, dolores injustificados.
  • Señales conductuales. No quiere salir de casa o relacionarse con otros niños y niñas, se pone nervioso o nerviosa al recibir una notificación electrónica, deja el móvil olvidado, busca amigos y amigas de menor edad, humor inestable, no cuenta nada de su día a día.

¿Qué hacer?

Cuando el acoso se produce durante el curso lectivo, el primer paso es siempre ponernos en contacto con el equipo docente y tomar medidas para intentar solucionarlo desde el centro educativo. Sin embargo, en verano no vamos a tener esta posibilidad, por lo que deberemos tomar otras medidas y acudir a otras vías:

  • Bloquear en medios electrónicos o redes sociales a los agresores o agresoras.
  • Denunciar el acoso en la propia red social.
  • Buscar ayuda especializada.
  • Acudir a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

En resumen, es importante recordar que el acoso escolar no se toma vacaciones. Por ello, debemos continuar alerta a las señales y saber actuar en caso de que suceda, pues este hecho puede marcar la diferencia para los y las peques.

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