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noviembre 5, 2024
Portada artículo "Acoso escolar, ¿espectadores o cómplices?"

Acoso escolar, ¿espectadores o cómplices?

Desde hace varios años se sabe que en el acoso escolar no solo intervienen la víctima y el agresor o agresora. Existe una tercera figura implicada: los espectadores y espectadoras. Con este término se define al alumnado que observa la conducta de acoso. En este artículo analizaremos a fondo esta figura y su importancia dentro del fenómeno del acoso escolar.

En contra de lo que se pueda pensar popularmente, el acoso escolar no se produce de forma secreta o privada, sino que las conductas suelen tener lugar a plena vista, especialmente del resto de compañeros y compañeras.

Clasificación de los espectadores y espectadoras de acoso escolar

Al observar estas agresiones, se pueden llevar a cabo distintas reacciones. Este hecho constituye el criterio seguido para clasificar los espectadores y espectadoras y su papel dentro de esta problemática:

  • No intervinientes. Supone el grupo más numeroso, y está formado por el alumnado que, al observar una agresión dirigida hacia a la víctima, no interviene. Esta falta de actuación puede responder a múltiples causas. Algunas de las más comunes son: miedo a convertirse en objeto de la agresión, indiferencia, falta de reconocimiento de la conducta de acoso y su gravedad, y estar de acuerdo con el acoso, entre otras. A pesar de que no realizan ninguna intervención, su silencio perpetúa la situación de acoso.
  • Intervinientes a favor de la víctima. Alumnos y alumnas que, al conocer que el acoso se está produciendo, actúan a favor de la víctima. Pueden actuar de forma directa, defendiéndola, mostrándole apoyo u ofreciéndole ayuda, o de forma indirecta, comunicando la situación a una tercera persona responsable para que se frene el acoso y se tomen medidas.
  • Intervinientes a favor del agresor o agresora. Aunque en la teoría se continúan denominando como espectadores y espectadoras, en esta tercera clasificación pasaríamos a hablar de cómplices del acoso. Son aquellos compañeros y compañeras que, sin realizar la conducta de acoso de forma directa, la refuerzan mediante risas o comentarios a favor del agresor o agresora.

Importancia de los espectadores y las espectadoras del acoso escolar

La víctima que sufre acoso escolar, generalmente, no puede salir por sí sola de esa situación, debido a la desigualdad existente con el agresor o agresora (uno de los tres requisitos fundamentales de este fenómeno). Además, los estudios y la experiencia demuestran que tampoco suelen pedir ayuda, ya sea por miedo, vergüenza o no querer preocupar a sus seres queridos.

Por otro lado, el agresor, agresora o grupo que está realizando dicho acoso, tampoco va a cesar su conducta de forma genuina ni va a reconocer que la está llevando a cabo. 

Es por estos hechos que, desde hace un tiempo, la prevención del acoso escolar se centra en concienciar a los espectadores y espectadoras, pues son ellos y ellas quiénes tienen la fuerza para poner fin a esa situación.

Además, la actitud de los espectadores y espectadoras va a ser clave en la reacción de la víctima y el agresor o agresora. Por ejemplo, un agresor o agresora considerará que su entorno le apoya si nadie interviene para frenar sus agresiones, o incluso se ríen, favoreciendo ese tipo de comportamientos. En el caso de la víctima, la no actuación de sus iguales reforzará su aislamiento y miedo a reaccionar, pues pensará que toda la clase está de acuerdo con lo que le está sucediendo.

Responsabilidad de los cómplices de acoso escolar

Al descubrir una situación de acoso escolar, el centro educativo pone en marcha el protocolo correspondiente y se llevan a cabo las medidas precisas con el agresor o agresora. Además, se toman las precauciones necesarias para salvaguardar la seguridad y el bienestar de la víctima. Pero, ¿se debería tomar medidas también con los espectadores y espectadoras, especialmente los que intervinieron a favor del acoso?

El acoso escolar es un fenómeno grupal que, como hemos visto, afecta a una gran parte del alumnado y no solo a la víctima y el agresor o agresora. Por tanto, a la hora de ponerle fin y retomar la normalidad en el aula, será necesario que se incluya a toda la clase.

Conclusión

La prevención del acoso escolar se ha de centrar, además de educar en valores para evitar su aparición, en formar a todo el alumnado en el reconocimiento de las conductas de acoso. Es necesario también animarles a frenar el acoso en caso de observarlo, rompiendo así el llamado código de silencio que sucede en este fenómeno.

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