Hace unos meses publicamos un artículo sobre la importancia de la Criminología y el poco reconocimiento que tiene en nuestro país, lo que causa el intrusismo de otras profesiones en ámbitos criminológicos. Sin embargo, debido a la multidisciplinariedad de esta ciencia, existe una línea muy fina entre el intrusismo y lo que debería ser una actuación conjunta.
Por ello, vemos necesario reivindicar la posibilidad y necesidad de trabajar conjuntamente con los diferentes profesionales relacionados con las ciencias sociales y jurídicas. De este modo, nuestra labor se complementaría con los diferentes puntos de vista y ventajas de cada rama de estudios, beneficiando a todas las partes y, sobre todo, aumentando la efectividad gracias a nuestra labor conjunta.
¿Con qué profesionales tenemos relación?
Si bien el ámbito de actuación de un criminólogo/a es muy amplio, hay ciertas profesiones con las que está estrechamente relacionado. A continuación describimos algunas de las más comunes, pero no significa que sean, ni mucho menos, las únicas con las que podemos colaborar.
El educador social es el que trabaja con aquellas personas con dificultades sociales o en riesgo de exclusión social. Este ayuda, apoya y protege a aquellas personas o familias con dificultades de integración.
El trabajador social se encarga del análisis y la intervención en situaciones complejas. Ayuda a los menores en exclusión social con sus cambios personales, organizativos, sociales y culturales.
El psicólogo es un especialista de la salud mental y, por ello, estudia el comportamiento, forma de pensar y estado emocional de las personas. De este modo, puede profundizar en los problemas que tiene una persona y elaborar un plan de tratamiento individualizado.
El abogado es aquel que se encarga de ofrecer asesoramiento jurídico y defender a las partes en procesos judiciales. Como persona formada en leyes, una de sus funciones es informar sobre los derechos y obligaciones de los individuos.
El sociólogo se centra en la conducta de una sociedad determinada, sus orígenes, organización, conexiones e instituciones. Con todos estos datos, elabora teorías sobre fenómenos sociales, órdenes, desórdenes y cambios en estos comportamientos.
Por último, y no menos importante, el criminólogo estudia y actúa ante los problemas derivados del delito, como son los orígenes, componentes, consecuencias y posibles soluciones. De este modo, diseña estrategias de prevención en sus tres niveles: primaria, secundaria y terciaria.
¿Cómo podemos colaborar?
A pesar de ser definiciones muy breves, se ve claramente la diferenciación entre estas profesiones, por lo que no es necesario luchar por el trabajo. No pretendemos competir contra ellos, sin embargo, es inevitable que, en ciertos aspectos, nuestras funciones se vean estrechamente relacionadas al ser ciencias sociales. De aquí surge la necesidad de colaborar.
Para ver una relación positiva entre todas estas profesiones, tomemos como ejemplo el caso de un menor en riesgo de exclusión social.
Este menor, evidentemente, estará acompañado por un educador social que le hará un seguimiento y le ayudará en su actividad diaria, además de prestarle apoyo emocional.
El trabajador social se encargará de proporcionarle opciones de formación, trabajo, vivienda y, en definitiva, la preparación para la vida adulta.
El menor necesitará hacer terapia con un psicólogo para tratar de forma especializada las razones de su comportamiento, así como trabajar en ello para mejorar tanto su manera de pensar como de afrontar las situaciones de su día a día.
El abogado le facilitará toda la información legal relacionada con su causa, tanto derechos como obligaciones derivados de su situación personal, así como asesoramiento judicial en caso de necesitarlo.
El sociólogo estudiará los motivos sociales por los que este menor se comporta de una determinada forma, analizará el barrio y sus orígenes, y elaborará teorías al respecto.
Por último, el criminólogo elaborará una intervención con dicho menor para evitar que su situación se agrave y termine realizando conductas antisociales, dañinas para él o la sociedad. Para ello, será necesario realizar prevención terciaria con él menor y su entorno, y prevención secundaria o primaria con ambientes similares.
Evidentemente, para que este plan de protección al menor surja efecto, estos profesionales deben estar en contacto directo tanto para poner en común la información que obtengan como para evaluar su progresión.
¡Queremos colaborar!
Todos perseguimos el mismo objetivo, ayudar a los demás, y la única forma de conseguirlo de forma efectiva es la colaboración directa. Además, mantener una relación tan estrecha entre profesiones no hace más que aportar aspectos positivos, puesto que se enriquecen unas a otras con los conocimientos y experiencias que comparten, favoreciendo el desarrollo de todas ellas.
Está claro que la Criminología llegó hace relativamente poco a España y los trabajos que debería realizar fueron adoptados por otras profesiones para cubrir esa necesidad. Sin embargo, ya estamos aquí.
Gracias por cubrirnos en nuestra ausencia, pero, ahora que estamos preparados, queremos ayudar y hacer nuestro papel. Queremos asumir nuestras funciones y colaborar con el resto de profesiones en todo lo posible para hacer de esta una sociedad más justa y segura.
Alicia Gil – Junio 2021