Después de dos semanas, estamos consiguiendo acostumbrarnos de nuevo a la rutina. Los niños van al colegio, los adolescentes al instituto y nosotros a nuestras ocupaciones diarias, ya sea trabajo, teletrabajo o trabajo doméstico.
Hemos conseguido superar la primera fase del inicio del curso escolar, consiguiendo que nuestros hijos mantengan un horario y una rutina responsable. Pero esto aún no ha acabado. El siguiente paso es enseñarles cómo se complementan y se mantienen las esferas familiares y escolares, sin hacerse ningún tipo de competencia. Es decir, es el momento de introducir la conciliación familiar en la rutina.
¿Qué es la conciliación familiar-escolar?
La conciliación familiar-escolar es, en pocas palabras, la capacidad de coordinar las obligaciones escolares con las relaciones familiares, sin descuidar ninguna de ellas.
Esta conciliación es muy importante puesto que una buena relación con padres y madres, así como con el resto de familiares, favorece el buen desarrollo psicosocial del menor.
Es en este núcleo familiar donde, por lo general, el menor encuentra su figura de apego seguro. Esta es la persona con la que tiene mucha confianza, se siente seguro y respaldado. Promover un buen ambiente familiar, así como la atención e interés suficiente en su vida diaria, favorece el desarrollo de esta figura.
¿Cómo llevamos a cabo la conciliación familiar?
Para comenzar, hay que determinar los momentos de tiempo libre que compartimos todos los miembros de la familia. Con ello, podemos determinar un día o algunas horas para hacer actividades en familia. La actividad a realizar depende completamente de la familia y sus gustos, puede ser desde dar una vuelta por la zona, una mini excursión por la playa o montaña, hacer visitas a museos o parques naturales, etc. Si sois más caseros, podéis jugar a juegos de mesa o ver alguna película/serie.
Sin embargo, esta conciliación también se puede llevar a cabo día a día, incluso cuando apenas tenemos tiempo. Basta con preguntar e interesarse por el desarrollo del día en el colegio, cómo han ido las clases, con quién y a qué han jugado en el recreo, etc.
Del mismo modo, es muy importante implicarse en el funcionamiento del centro, interesándose por el desarrollo de los programas que imparte, la metodología que sigue y las actividades que planifica. Si el tiempo y la disponibilidad nos lo permite, el AMPA es una buena herramienta para implicarse de manera directa y tomar decisiones respecto a la educación de nuestros hijos.
En cualquier caso, e independientemente de la actividad que decidáis desarrollar juntos, lo importante es pasar tiempo de calidad con los pequeños e interesarnos por todos los ámbitos de su vida.