Desde hace años, la criminología ha estudiado cómo el diseño de los espacios y la distribución de elementos dentro de los mismos puede influir en un mayor o menor número de conductas antisociales o problemáticas. De este modo surge la criminología ambiental, que se centra en el componente espacio-temporal del delito y estudia cómo afecta el diseño de las ciudades a la comisión de los actos delictivos.
A través de este estudio geográfico se comprende más en detalle cómo un delito ha tenido lugar y, además, permite elaborar estrategias para poder prevenir hechos similares en el futuro.
Sin embargo, el diseño de los espacios y su influencia en el comportamiento de las personas no solo se limita a planos urbanísticos y delitos, sino que se encuentra presente en el día a día. Y los centros educativos no son ajenos a ello.
Diseño y distribución de los centros educativos
El diseño de un centro educativo y su distribución puede afectar al número de conflictos que tienen lugar entre el alumnado, así como aumentar o disminuir otro tipo de conductas disruptivas como el absentismo, el consumo de sustancias o el hurto o daño de material, entre otras.
De forma amplia respecto a la construcción y ubicación de los centros educativos, estos deben formar parte de la trama urbana de las ciudades o municipios y no estar separados del entramado diario de la localidad. Además, a la hora de su construcción es necesario asegurarse de que cuente con una superficie suficiente para que el alumnado desarrolle las diversas actividades de forma cómoda y no se generen conflictos por el uso y control del espacio.
Los lugares de paso, como pasillos y escaleras, deben ser anchas y tener espacio suficiente para permitir libremente el movimiento del alumnado, evitando así disputas, accidentes, empujones o aglomeraciones que puedan facilitar y ocultar los conflictos.
La distribución de la zona del patio
En cuanto al área del patio, hay múltiples aspectos a tener en cuenta, sin embargo, nos centraremos en aquellos relacionados con la prevención de las conductas problemáticas. Es importante que la zona de ocio sea un lugar amplio y conectado, no compartimentado en exceso. De esta forma, durante los recreos, el equipo docente podrá tener visibilidad de todo aquello que sucede en el patio. Además, se deben evitar las zonas ocultas o puntos ciegos que puedan favorecer la aparición de conflictos u otras conductas no deseadas.
Un buen estado de la construcción será también esencial para garantizar la seguridad y el bienestar del alumnado. Por último, la criminología ambiental asegura que no deben existir zonas que permitan el acceso o salida del centro sin fácil vigilancia.
Criminología ambiental y prevención
Por otro lado, el diseño de los espacios en el centro educativo también es importante para la disminución de otras problemáticas como la desigualdad existente entre niños y niñas. Un estudio reciente de las arquitectas Honorata Grzesikowska y Ewelina Jaskulska muestra como niños y niñas se mueven en el entorno educativo, en este caso en la zona del patio.
Dicho estudio deja patente como los niños utilizan los campos de fútbol o baloncesto, ubicados, generalmente, en el centro y ocupando el espacio en su mayoría, mientras que las niñas se mueven principalmente por los laterales, pudiendo utilizar mucho menor espacio.
En resumen, los centros educativos son espacios en los que el alumnado pasa muchas horas de su día, además de que actúan como agentes socializadores y de transmisión de valores. Por tanto, es muy importante prestar atención a su diseño y distribución, pues un correcto uso del espacio y un buen estado de los materiales, asegura una mejor educación y, sobre todo, una convivencia más sana y pacífica entre el alumnado.