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noviembre 5, 2024
FOTOS NO, GRACIAS

Fotos no, gracias

Actualmente, antes de que los menores cumplan 1 año ya cuentan con decenas de fotos en la red, públicas para todos los usuarios. Y se hace incluso antes de que nazcan, compartiendo felices la ecografía de los 4 meses.

Este hecho, que se conoce como Sharenting y hemos normalizado a día de hoy, atenta contra el derecho a la intimidad y la propia imagen del niño/a, así como puede afectarle en diferentes aspectos de su futuro.

Regulación legal

En España los derechos de los menores están recogidos, además de en la Constitución, en la Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor que en su artículo 4 establece que:

“1. Los menores tienen derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. Este derecho comprende también la inviolabilidad del domicilio familiar y de la correspondencia, así como el secreto de las comunicaciones.”

En el mismo artículo afirma que:

“4. Se considera una intromisión ilegítima en el derecho al honor a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen del menor, cualquier utilización de su imagen o su nombre en los medios de comunicación que pueda implicar un menoscabo de su honra o reputación, o que sea contraria a sus intereses incluso si consta el consentimiento del menor o de sus representantes legales.”

¿Quién tiene la potestad de la imagen del menor?

Antes de los 14 años de edad, la potestad de la imagen del menor la tienen sus padres/madres/tutores legales. Estos son los responsables de autorizar o no que su imagen se difunda. Sin embargo, como acabamos de ver, no quiere decir que puedan disponer de ella en cualquier circunstancia. Cuando a menores se refiere, siempre prima el derecho al honor y la intimidad del niño/a.

De igual manera, el hecho de que legalmente puedan disponer de la imagen del menor hasta dicha edad no significa que deban hacerlo. Lo ideal sería consultar con los niños/as, dependiendo de la edad y comprensión, si quieren que ese contenido suyo se comparta.

Como responsables de la imagen del menor, los padres/madres/tutores deben dejar claro a las personas, como amigos o familiares, a las que se les envía o toman fotos de sus hijos/as si se quiere o se permite que sean reenviadas o publicadas.

Por la otra parte, aunque lo ideal sería mantener a los niños fuera de las redes, al menos hasta que tengan noción de lo que son y puedan decidir por ellos mismos/as, en caso de publicar contenido en el que aparezca un menor, será necesario contar siempre con el consentimiento de los padres/madres/tutores legales.

La situación se puede complicar en el caso de familias con padres/madres separados. Para que se pueda publicar una imagen del menor en las redes, se debe contar con el consentimiento de ambas partes. Si no existe este acuerdo y la imagen se publica sin consentimiento de uno de los padres/madres, se puede incluso acudir a la vía judicial.

A partir de los 14 años, los jóvenes son los que han de dar el consentimiento en el uso de su imagen, siempre que demuestren que comprenden las circunstancias, lo hagan de manera voluntaria y estén en pleno uso de sus facultades. 

Peligros de compartir imágenes e información de menores en la red

Al margen de la evidente pérdida de privacidad, exponer de manera excesiva a los menores en redes sociales puede tener otras consecuencias. Por un lado, si damos muchos datos de nuestros hijos podemos dar vía libre a que terceros intenten usurpar su identidad o incluso que sean víctimas de fraude por los datos que se puedan subir a internet.

Por otro lado, si publicamos imágenes de los niños y niñas con poca ropa, por ejemplo, estas pueden atraer a personas implicadas en redes de pornografía infantil o incluso pueden ser usadas por delincuentes para fingir secuestros. 

Además, podemos fomentar sin quererlo el ciberbullying. Otros niños o jóvenes pueden ridiculizar a nuestros hijos por esas fotos que, en su momento, fueron consideradas como graciosas, pero que avergonzarán al niño/a en su desarrollo.

Aunque algunos de estos casos son situaciones extremas que no se dan con tanta frecuencia, es necesario tenerlas en cuenta. Hay que valorar todos los escenarios posibles antes de compartir información y contenido en las redes, sobre todo, de los más pequeños.

Pérdida de control

No hay que perder de vista que todo lo que se publica en la red escapa de nuestro control. Aunque podamos poner más o menos medidas para que no pase (privacidad, control de seguidores/amigos, etc.), no es posible evitarlo en su totalidad.

Esta pérdida de control no solo sucede cuando se comparten imágenes de forma pública en una red social. También, puede tener lugar cuando enviamos imágenes o vídeos a través de mensajería a amigos y familiares. Este intercambio, aparentemente inocente, también conlleva riesgos. Un familiar o amigo/a puede reenviar o publicar esa imagen sin preguntarnos, porque le ha resultado graciosa, entrañable, etc. Y, a partir de ahí, perdemos, de nuevo, el control que aparentemente teníamos.

En este artículo nos centramos en la experiencia a nivel de usuario, dejando de lado consideraciones especiales como aquellas personas que rentabilizan sus redes sociales utilizando la imagen y vida de sus hijos.

Consecuencias para los menores

Exponer a los menores en redes sociales no solo conlleva peligros por parte de terceros sino que, también, pueden perjudicar el autoconcepto y la autoestima del menor. Un bebé o un niño/a pequeño no puede decidir si quiere o no quiere que esa imagen se transmita, aunque sea a la propia familia, pero eso no significa que no pueda afectarle en un futuro. En una sociedad como la nuestra, donde la imagen se sobrevalora tanto, podemos condicionar el concepto que tengan de sí mismos cuando crezcan. 

Asimismo, cada vez que se sube una imagen o vídeo, se está creando una huella digital que puede perdurar años. Aunque  creamos que es posible eliminar el contenido, esto es muy dificil y puede acompañar al menor hasta su vida adulta.

Por todo esto, merece la pena pararnos a reflexionar sobre las consecuencias que tiene esta sobreexposición de los menores en las redes y pensar dos veces antes de compartir un storie con los primeros pasos de nuestro hijo/a, su primer baño en la playa, un día en el parque o el nombre de su cole nuevo.

Silvia Rentero – Mayo 2021

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