Las caras, Juan. Las caras. La mirada. El espejo del alma. La que dice más de mil palabras. Mil palabras que no sirven de nada si no las acompañan gestos, expresiones y movimientos coherentes. De esto vamos a hablar en el artículo de hoy: la importancia del lenguaje no verbal.
El lenguaje no verbal se compone de muchos aspectos que logran que percibamos mensajes que no se expresan con palabras. Desde los gestos y las expresiones faciales, hasta la apariencia, pasando por la distancia entre interlocutores y la posición de sus cuerpos durante la interacción.
Dentro del lenguaje no verbal, un tema muy estudiado es la lectura de las expresiones faciales. Estas, cuando son verdaderas, acompañan y enfatizan el mensaje a transmitir. En caso de que sean falsas aquello que percibimos por sus expresiones no será coherente con lo expresado en palabras por la persona que está siendo estudiada.
Todos hemos fingido una sonrisa, pero ¿sabemos reconocer cuando alguien nos sonríe por cortesía de cuando realmente lo siente? En este caso, la expresión de alegría conlleva una elevación de las mejillas y arrugas en el contorno de los ojos, las famosas patas de gallo, y no es suficiente con una sonrisa amplia y bonita. En el caso contrario, para detectar la tristeza, el signo más significativo son las cejas, que se elevan por la parte interna y descienden hacia los lados, con arrugas en la frente y tensión en los labios.
Paul Ekman estudió las microexpresiones como forma de detectar las mentiras. Estas son gestos involuntarios que duran microsegundos y que prueban lo que la persona en cuestión realmente siente, por lo que delatarían a un mentiroso. A la hora de detectar mentiras, encontramos dos situaciones:
- El testimonio es real y no miente. Las microexpresiones serán coherentes con el mensaje. Si, por ejemplo, se está acusando falsamente a una persona, tendrá microexpresiones de enfado, rabia o sorpresa ante las acusaciones.
- El testimonio es falso y miente. Las microexpresiones no son coherentes con el mensaje. Por ejemplo, mientras la persona intenta convencer de su inocencia, muestra microexpresiones de alivio o alegría ante un relato que cree que está colando.
Comúnmente se cree que los mentirosos no miran a los ojos, pero la realidad es que sí lo hacen, porque sus argumentos tienen que adaptarse a las reacciones de aquella persona a quien mienten, y el estado de alerta en el que se posicionan al contar la mentira hace que mantengan la mirada fija en su interlocutor para saber si se está creyendo su historia falsa.
Los gestos son también muy importantes dentro del lenguaje no verbal, ya que acompañan el mensaje. En muchas ocasiones ni siquiera se necesitan palabras para expresar las cosas, ya que un gesto puede tener mucha más información. A la hora de analizar los gestos es necesario atender al contexto social, ya que en diferentes países los mismos gestos pueden tener significados opuestos.
Agrupando estos dos componentes del lenguaje no verbal, comentemos el famoso video del Caso Asunta en que, el día de la reconstrucción de los hechos, los medios de comunicación captaron a la madre de Asunta, Rosario Porto, entre risas y conversaciones distendidas. Este es un caso en que no es coherente la situación con lo que se expresa, ya que sería de esperar que los gestos y expresiones en ese momento fueran la tristeza o la preocupación.
Otras partes importantes del lenguaje no verbal son la apariencia, la distancia entre interlocutores y la posición de sus cuerpos durante la interacción. Normalmente todos adaptamos nuestra apariencia a la situación a la que tenemos previsto enfrentarnos. Salvo que seas Andrey Lunin (portero del Real Madrid), probablemente no asistirías a una boda, y menos la tuya, en chándal.
Con respecto a la posición y la distancia entre interlocutores, como sociedad nos caracterizamos por la cercanía al hablar, como signo de disfrute de la conversación. Una posición alejada o más rígida indicaría incomodidad y deseo de abandonar o acabar la conversación. Un indicador fundamental es la posición del cuerpo de los interlocutores. Si los cuerpos se encuentran de frente y con los pies apuntándose entre ellos, indican interés. Si por el contrario el cuerpo está ligeramente girado con los pies enfocando hacia otras direcciones, la persona quiere abandonar la situación.
Como conclusión, el lenguaje no verbal es todo un mundo por explorar, donde se pueden descubrir detalles muy interesantes sobre cómo actuamos las personas y cómo nos comunicamos sin palabras.
Lucía Montes – Marzo 2021