Buscar
enero 14, 2025
MAL COMPORTAMIENTO AULA

Mal comportamiento en el aula ¿qué hago?

Cada aula es un mundo, y con ella también lo es el ambiente que se respira en la misma. Como profesores, las conductas de alumnos que entorpecen el buen funcionamiento de la clase son molestas, pero es importante aprender cómo gestionarlas para crear un ambiente favorable en el aula. Las conductas disruptivas son conductas referidas al mal comportamiento de los alumnos en el aula que perjudica el buen funcionamiento de la misma. Estas pueden ser conductas inapropiadas entre compañeros, con respecto a las tareas o actividades, o una actitud desafiante hacia el profesorado, entre otras.

¿Por qué se da el mal comportamiento en clase?

Cuando un alumno muestra estas conductas lo hace, normalmente, por un desajuste en su desarrollo evolutivo que le dificulta la socialización con sus iguales y con los adultos. Puede que estas conductas sean el reflejo de carencias en su vida familiar que se manifiestan también en el aula. Por ejemplo, un alumno que carece de normas en su sistema familiar presentará una actitud más desafiante y reticente ante las normas que imponga el colegio o el profesorado.

Tenemos que tener claro que muchas de las conductas disruptivas tienen el objetivo de llamar la atención de la clase o de los adultos. Habrá que valorar si esta llamada de atención esconde una demanda de ayuda, en cuyo caso, como adultos, debemos actuar. Estos comportamientos suelen ser frecuentes en la infancia, pero, si permanecen y se dan con frecuencia, pueden convertirse en un problema más grave.

¿Cómo gestiono el mal comportamiento de un alumno en clase?

No tenemos una varita mágica para que, de repente, toda la clase tenga comportamientos ejemplares, pero sí podemos hacer algunas cosas para gestionar los episodios de mal comportamiento y calmar los ánimos en el aula.

Es importante entender la situación y no caer en la trampa. Sabemos que ese alumno o alumnos que tienen mal comportamiento buscan provocar el enfado de la figura de autoridad, en este caso, del profesor. Por esto, ante estas actitudes, es importante mantener la calma, no levantar la voz y no entrar en discusiones.

Como docentes, debemos transmitir seguridad. Cuando el alumno siembra dudas y el profesor cae en la manipulación, se pierde la autoridad que previamente otorgaba la posición. Por esto es importante transmitir esta seguridad desde la calma, la firmeza y la asertividad, nunca desde una postura agresiva.

Aunque sea difícil, debemos evitar otorgar toda nuestra atención al alumno con mal comportamiento. Dado que lo que busca es, efectivamente, ser el foco de atención, dárselo solo hará que las conductas se repitan o aumenten de frecuencia.

Cuando la conducta disruptiva es agresiva, es importante no perder la calma y no responder de forma desproporcionada. En este caso es bueno que abandone la clase y gestionar el conflicto sin público. Cuando se haya calmado hablaremos con él sobre las normas de convivencia y del aula y le dejaremos explicarse, pero sin caer en sus argumentaciones, desde una posición firme.

Manual de convivencia

Para prevenir o intentar evitar que se produzcan episodios de mal comportamiento, es importante dejar claras las normas de convivencia. Una buena forma de hacerlo es con carteles o murales visibles en el aula. De esta forma estableceremos unas normas e informaremos a la clase sobre lo que se espera de ellos. Lo deseable es que los alumnos vean las normas como objetivos a alcanzar, no como obligaciones.

En caso de optar por el sistema de castigo, dejaremos claro a la clase las consecuencias de incumplir las normas que se establecen. Es importante que no innovemos con los castigos y que los alumnos sepan de antemano qué pasará si no cumplen lo requerido.

Si optamos por el sistema de refuerzo, la clave está en la recompensa de los comportamientos modelo. Este sistema es el más recomendado en aulas de infantil, fomentando la educación por modelaje, o siguiendo el buen ejemplo. De esta forma, recompensar a los alumnos que hacen bien las cosas puede motivar a los demás a hacerlo mejor. No olvidemos que en este sistema el alumno con mal comportamiento también deberá ser recompensado cuando sea apreciable una mejora en su actitud.

En los casos en los que hay problemas de conducta en la clase es recomendable  que hagamos asambleas de comportamiento o reflexiones grupales. En estas valoraremos las sesiones, señalaremos lo bueno y lo malo del día y marcaremos los objetivos de comportamiento de la siguiente sesión.

Cuidado con los castigos

Muchas veces este recurso es necesario, como consecuencia a una conducta que se había dejado claro previamente que no era deseada.

En esta línea, es importante no recurrir siempre al Tiempo Fuera. Hay que evaluar individualmente a los alumnos, puesto que esta técnica no es apta para todos. En los casos en los que la conducta no sea manejable, tendremos que valorar si lo que el alumno está buscando principalmente es abandonar la sesión. Cuando un alumno se porta mal para salir del aula no debemos concederle este privilegio, pues reforzaremos la conducta, ya que le damos lo que busca. En casos en los que se vea que darle al alumno tiempo para despejarse y calmarse va a ser bueno, podemos recurrir a darle unos minutos fuera del aula.

Con los más pequeños funcionan bien las técnicas de refuerzo positivo, pero en caso de necesitarlo, podemos recurrir a técnicas como el Semáforo. En esta técnica los alumnos parten de la posición verde, y cuando las conductas se distancien de lo deseado irán avanzando al amarillo y al rojo. Podemos establecer un castigo para los alumnos que permanecen en el color rojo, adaptado a su edad y para realizarlo en el aula. No es recomendable que el castigo se convierta en algo que hacer en casa, por lo que evitaremos los deberes para casa.

El poder de la prevención

Como se ha ido detallando, lo más importante a la hora de generar y mantener un buen ambiente en clase es saber prevenir los conflictos. Para esto, recalcamos la necesidad de dar a conocer a los alumnos aquello que se espera de ellos, dejar claras las normas del aula y educar con el ejemplo. Cuando la prevención no es suficiente y los alumnos se portan mal en clase, pasamos a enfatizar la importancia del autocontrol del profesorado como figura de autoridad, la asertividad y la proporcionalidad. 

Sabemos que ser profesor no es fácil, así que ¡ánimo y suerte!

Vuelve a inicio

Queremos saber tu opinión