Desde hace muchos años, la Criminología y otras ciencias han intentado determinar el origen de la violencia y la delincuencia. En la búsqueda de dicho origen, han estudiado si estos factores se transmiten de padres a hijos. Tras varias investigaciones, se ha observado que, efectivamente, existe un mayor índice de criminalidad en hijos cuyos padres también son delincuentes.
A este hecho le sigue otra cuestión, esta transmisión de la violencia, ¿es resultado de la genética o se debe al entorno y la educación del menor?
Antes de comenzar, conviene recordar que el comportamiento antisocial y la delincuencia son fenómenos muy complejos que dependen de múltiples factores. En este artículo nos centraremos solo en la transmisión de padres a hijos. Además, estudiaremos la familia como factor de riesgo en los casos en los que los padres tengan relación con la delincuencia. Sin embargo, la familia también puede influir en la conducta antisocial en otros casos, como maltrato infantil, problemas familiares o negligencia.
¿Nacemos violentos?
Desde los orígenes de la humanidad, nuestra especie ha estado marcada por guerras, conquistas u opresión, aunque no hace falta irse al plano general para observar que día a día las personas cometen actos violentos. ¿Se encuentra la violencia en nuestro ADN?
Una investigación realizada por Richard Tremblay, de la Universidad de Montreal, demostró que los niños son más agresivos entre el primer y el cuarto año de vida y no en la adolescencia, como se tiende a pensar. Este hecho resulta especialmente curioso, pues a esa edad tan temprana los menores aún no han sido expuestos a factores sociales que puedan influir en su respuesta agresiva. Por tanto, este comportamiento parece innato, instintivo.
Hablando de instintos, diversos investigadores han estudiado el origen de la violencia relacionándola con el resto de animales y afirmando que nuestras respuestas agresivas son fruto de esos instintos que compartimos con ellos, instinto de lucha, protección, supervivencia, etc.
Sin embargo, la realidad nos muestra que, aunque la violencia siempre esté presente en nuestras sociedades, es en un pequeño porcentaje. Por tanto, la violencia no viene determinada en el ser humano, sino que son ciertas personas las que realizan dicho comportamiento antisocial.
¿Viene de herencia?
No existe un gran número de investigaciones que hayan estudiado este fenómeno. Además, las que se han realizado lo han hecho estudiando a delincuentes y comprobando si su familia también delinquía, no realizando un seguimiento a las personas delincuentes y comprobando cuántos de ellos tenían hijos delincuentes.
A pesar de esto, los resultados muestran que el hecho de venir de una familia delincuente sí predispone a cometer actos delictivos. En concreto, un estudio realizado en América Latina mostraba que un 26’8% de los internos tenían familiares que también estaban o habían estado encarcelados.
¿Genética o educación?
Para comprobar si esta transmisión es debida en mayor medida a causas biológicas o sociales, se han realizado múltiples estudios con gemelos y con niños adoptados.
Respecto a los estudios con gemelos, se ha estudiado los índices de delincuencia entre los gemelos monocigóticos, que comparten la totalidad de su genética, y gemelos dicigóticos, que comparten el 50% de su genética. Diversas investigaciones han demostrado que, en un 70% de los casos estudiados, ambos gemelos monocigóticos tenían relación con la delincuencia. En cuanto a los gemelos dicigóticos, esta concordancia solo sucedía en un 39% de las veces. Por tanto, se puede determinar que la genética sí tiene una influencia en la criminalidad.
Por otro lado, las investigaciones respecto a la adopción demuestran que existe un incremento en la criminalidad de niños adoptados que tenían madres biológicas delincuentes. Sin embargo, el mayor índice de criminalidad se observa cuando el menor tiene uno de los padres biológicos con antecedentes y, además, una educación negativa por parte de los padres adoptivos.
Predeterminación o libre albedrío
Por tanto, es un hecho que existe la transmisión intergeneracional de la violencia y que esta es debida tanto a causas genéticas como ambientales. Sin embargo, esto no quiere decir que nacer en una familia con antecedentes delictivos o tener padres biológicos violentos vaya a determinar al menor para realizar las mismas conductas en el futuro. Cada individuo es libre de escoger su camino y no debemos estigmatizar a nadie por presentar factores de riesgo como el aquí estudiado.
Silvia Rentero – Julio 2021